Hay segundas oportunidades, las terceras no existen.

Debo ser la única tonta que piensa que las segundas oportunidades merecen la pena pero que cuando hay que dar una tercera, ya se están riendo de ti. Soy ese tipo de personas que opinan sobre sí mismo el típico "de buena soy tonta". En un momento me pidieron que me tragara el orgullo por una persona, creo que no pueden reprocharme no haberlo hecho, pero no me pueden pedir que me lo trague otra vez por la misma persona. Soy de esas a las que les jode que no le digan las cosas, que sus amigos no se lo cuenten cuando saben que diciéndolo te pueden evitar el sufrimiento posterior. Debo ser la única que cree que se ríen de ella en su cara y la única que piensa un: "se merece una vez más, una oportunidad más".
Si al final es verdad eso de que en la gente no se puede confiar, saben lo que hay, saben por lo que pasas y aún así no intentan ayudarte, te engañan y luego el golpe es más fuerte, más doloroso. Y es entonces cuando te das cuenta de que  no hay personas imprescindibles en tu vida, cuando sabes perfectamente la fuerza que tienes como para aguantar esto y más y cuando aquellos que están siempre hacen precisamente lo que te dijeron, quererte.

No te vayas nunca de mi vida.

Normalmente las personas siempre tenemos cierta dependencia a alguien. En mi caso, ese alguien es el que me dio, da y dará siempre la vida, el causante de mi sonrisa, de mi "fuerza", de mi forma de ser, de mis defectos y virtudes, de todo lo que yo represento.
A ti, amor de mi vida desde pequeña, te pido por favor que no dejes nunca de abrazarme.

Prefiero hacerme daño yo a que me lo hagan los demás.

Ha pasado el tiempo y he olvidado recordar, como luchar por aquello que me salvaba de aquel rincón, y no sé como lo puedo adivinar, saber que hacer o como reaccionar, porque sí, a veces me siento tan alta que del propio miedo caigo en picado. No sabía que existiera esto, algo que me aplasta por dentro, aquello tan doloroso que me hace dudar sobre lo que me ha salvado la vida, de quien podría darlo todo sin pestañear, de lo que he conseguido sobrevivir. No he vivido ni la mitad de mis primaveras y ya he sentido cosas que los demás no entienden. Lo he intentado, he intentado obligarme a decírselo todo pero quizá el tiempo nos ha acostumbrado a no hacerlo y cuando quieres volver allí, ha pasado tanto tiempo que lo ves demasiado lejos y abres lo ojos. No quiero aguantarme más por sentir esto que siento, quiero aguantarme por lo contrario, por no sentir, por no dar lo que he recibido. Tengo miedo, miedo de llorar y darme cuenta que no me equivoco, miedo de saber que yo, sí te quiero y que tú ni siquiera me aprecias. Tengo miedo por ti, de perderte, bueno, tengo miedo por mi, de perderme demasiado en tu cuerpo como la persona más grande que eres. Pero lo siento, me he dado cuenta tarde, demasiado tarde, justo en el momento en el que al querer escribir sobre un "tú" y un "yo" solo me imaginaba la fantasía de un "nosotros".

Es bastante difícil no ser injusto con lo que uno ama.

Repetirte cada día eso de "necesitas ser fuerte, por ti, por ellos", ¿fuerza? solo lo aparento para que crean que estoy "bien", para que no me vean hundida y no hundirles a ellos conmigo. Al parecer solo nos queda sonreír, una sonrisa falsa, forzada, pero al fin y al cabo, una sonrisa. Una sonrisa que puede parecer que no tiene significado alguno, pero posee ese deseo que tenemos todos de que las cosas vayan a mejor, que somos una familia, aunque yo me esté alejando de ella cada día, que soy una persona y cometo errores por los que no os debería hacer pasar, soy una inmadura e inconsciente, me atormeto cada día con ello. Sé que os hago sufrir demasiado, que la mayor parte de culpa de todo esto la he tenido yo y nadie más que yo. Pero bueno, mis errores los pago yo, que les quiero con locura y que lo siento mucho.

No hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace. Eso es felicidad.

Amar a quien no te ama, vaya tontería ¿verdad? pues sí, yo soy experta en ello y cada día me convenzo más de que no estoy hecha para que las cosas me salgan bien. Que cuando parece que todo va perfecto, siempre, aparece algo o alguien que se encarga de llevar las cosas por el mal camino. Pienso que solo he amado de verdad a una persona, demasiado tiempo, demasiado cariño y a los demás por mucho que "te quieran" les da igual hacerte daño, si total, es un amor adolescente ¿no? si seguro que lo olvido enseguida y ya todo habrá quedado en el olvido. Considero que con esa él ya he sentido todo lo que tenía que sentir, que he pasado página debido a su indiferencia, pero todavía duele recordar lo que pudo haber pasado y no pasó, me duele cada vez que le veo, con la misma sonrisa y la misma mirada, con su "inocencia" de niño pequeño que siempre ha tenido, con su amor por la biología, con su forma de sacarte una sonrisa con tan solo decirte ese pequeño insulto que tanto te gustaba que te dijera, duele haberle querido y que no te haya dado una oportunidad para hacerle feliz, para demostrárselo. ¿Y ahora? Aquí estoy señores, con esa ilusión de niña pequeña por otro, no le amo, para qué engañarnos, pero ha despertado esa "cosita" especial dentro de mi, más allá de lo meramente sexual. Tendrían que poder poner la mano en mi corazón cuando me dicen que le voy a ver, o tocarme la piel de gallina cada vez que él me acaricia, me sonríe, me guiña el ojo o incluso hasta cuando me pega. Tendrían que escuchar a mis pensamientos cada vez que abraza a otra delante mía, sentir mi rabia y mi impotencia. Tendrían que ver el brillo de mis ojos recordando ese momento en el que estuve a dos centímetro de su boca, tan cerca de él, respirando su aliento...

Que sí, que todo es muy bonito cuando se enumera, que todo se decora por escrito, pero ser una montaña rusa emocionalmente hablando, no le hace ningún bien a cualquiera. Que un día estoy feliz debido a ese beso que me ha dado y al siguiente deseando matarle por esa indiferencia que tiene hacia ti y ese cariño especial que muestra hacia ella. Que desearía ser la persona más pasota del mundo, que desearía no pensarle sino que me pensara él a mi, que siempre he querido ser para él lo que él es para mi, pero en esto parece que no hay reglas. Que solo te queda un pedazito de esperanza para que al menos, las cosas, me salgan bien de una vez por todas.